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1. ¿Por qué hacer trufas de chocolate blanco en casa?

Las trufas de chocolate blanco son ese tipo de capricho dulce que conquista por su suavidad, su delicado sabor y su elegancia. Prepararlas en casa no solo es fácil, sino que además te permite personalizarlas a tu gusto: con licor, con toppings variados, con formas divertidas o con ese toque secreto que convierte una receta en una experiencia.

Hace un tiempo me animé a preparar unas trufas de chocolate blanco, una variante encantadora de las tradicionales trufas de chocolate, que también resultó ser el complemento ideal para otras preparaciones. Desde el primer momento, supe que era una receta para repetir.

Hacerlas en casa tiene múltiples ventajas: eliges la calidad del chocolate, evitas conservantes, puedes ajustar el dulzor... y lo mejor: las haces tuyas. Con un poco de mimo, este postre se convierte en el protagonista de la sobremesa o en el regalo perfecto.


2. Ingredientes que vas a necesitar (y posibles sustituciones)

Lo bueno de esta receta es que no necesitas ingredientes rebuscados. Aquí va la lista base, con algunas sugerencias extra por si quieres adaptarla:

Ingredientes básicos:

  • 250 gr. de chocolate blanco (elige uno de buena calidad, no vale cualquier tableta de supermercado)

  • 40 gr. de mantequilla

  • ½ vaso de nata líquida (aprox. 100 ml)

  • 2 cucharadas de brandy (puedes sustituir por ron, amaretto, Cointreau o licor sin alcohol)

  • 2 cucharadas soperas de chocolate blanco en polvo (opcional, para rebozar)

  • 2 cucharadas de fideos de chocolate blanco (para decorar)

Estos ingredientes fueron los que usé yo cuando las preparé, y la combinación quedó espectacular. También puedes hacer variantes más festivas usando ralladura de naranja, coco, o incluso un toque de lavanda si te atreves.


3. Paso a paso: cómo hacer trufas de chocolate blanco perfectas

Aquí es donde empieza la magia. Y como en toda buena receta casera, el secreto está en los detalles.

Paso 1: Derretir la mantequilla y el chocolate

Lo primero que hice fue calentar la mantequilla a fuego lento en una cacerola, permitiendo que se fuera derritiendo gradualmente. Una vez que la mantequilla empezó a fundirse, incorporé los trozos de chocolate blanco; opté por partir una tableta, aunque también es posible usar tabletas especialmente preparadas para postres. Esperé hasta que el chocolate comenzó a ablandarse.

Paso 2: Calentar la nata por separado

Mientras tanto, en otra cacerola calenté la nata a fuego medio para que alcanzara el punto de hervor rápidamente. Este paso es clave para que al mezclarla con el chocolate, se integre perfectamente.

Paso 3: Integrar y aromatizar

Cuando el chocolate ya había ablandado, lo removí cuidadosamente junto con la mantequilla hasta conseguir una mezcla homogénea. En ese momento, añadí la nata caliente y continué removiendo para obtener una crema uniforme.
Luego agregué dos cucharadas de brandy para darle un toque especial a la preparación.

Paso 4: Reposo y firmeza

Tras integrar bien todos los ingredientes, decidí dejar reposar la crema; esta puede enfriarse a temperatura ambiente durante 24 horas o, si se prefiere, refrigerarla durante unas 3 o 4 horas. Yo opté por la segunda opción, y quedó perfecta para moldear.

Paso 5: Formar y decorar

Con la crema ya firme, procedí a formar las bolitas con las manos. Luego, espolvoreé chocolate blanco en polvo junto con los fideos de chocolate blanco sobre ellas.
Finalmente, las guardé en el refrigerador y, al momento de servir, me alegró ver lo bien que lucían en el plato.


4. Trucos y consejos para que te salgan increíbles

Aquí van algunos aprendizajes que valen oro:

  • Usa chocolate blanco de buena calidad. Evita las tabletas de cobertura que son más grasa vegetal que cacao.

  • No sobrecalientes el chocolate. Fuego muy bajo o baño maría. El chocolate blanco es muy delicado.

  • Deja que la masa enfríe lo suficiente. Si está muy blanda, no podrás formar las trufas. Si tienes prisa, métela 15 min al congelador.

  • Puedes hacerlas con molde para más uniformidad. Aunque con las manos también tienen ese toque rústico que encanta.

  • Haz una versión sin licor. Ideal para niños o si las vas a regalar a alguien que no toma alcohol.

  • Congélalas si las vas a guardar por más de una semana. Luego solo necesitas sacarlas 10 min antes de servir.


5. Variantes irresistibles: con licor, sin licor y más

Una de las cosas que más me gustó de esta receta es lo versátil que es. Aquí van algunas ideas para variar:

  • Con licor de naranja o crema irlandesa: El Cointreau o el Baileys dan un toque increíble.

  • Con frutos secos: Añade almendra picada o pistacho a la mezcla antes de enfriar.

  • Con coco rallado: Mezclado dentro o como cobertura.

  • Versión vegana: Usa nata vegetal, margarina y chocolate blanco sin lácteos.

  • Trufas rellenas: Inserta una avellana o trozo de fresa en el centro antes de formar la bolita.


6. Cómo conservar y presentar las trufas

Estas trufas aguantan muy bien si se conservan en frío. Yo las guardé en el refrigerador y estaban perfectas incluso después de varios días. Lo ideal es:

  • Guardar en un tupper hermético.

  • Separar las capas con papel vegetal si haces muchas.

  • Servir frías, pero no heladas.

Para presentarlas, una bandeja bonita, cápsulas de papel o una cajita forrada de celofán hacen maravillas. Son perfectas para ofrecer en fiestas o como regalo personalizado.


7. Ideas para regalar: envoltorios y detalles elegantes

Las trufas de chocolate blanco son un regalo gourmet y casero que siempre gusta. Aquí algunas ideas:

  • Usa una caja de cartón reciclado con una cinta elegante.

  • Cajitas transparentes con papel de seda blanco.

  • Incluye una tarjetita con los ingredientes y fecha de elaboración.

  • Haz combinaciones con trufas de chocolate negro o con frutos secos para un mix irresistible.


8. ¿Por qué triunfan siempre estas trufas?

Porque son irresistibles. Porque el chocolate blanco tiene ese punto dulce y suave que encanta a grandes y pequeños. Porque son fáciles de hacer y quedan profesionales. Y porque tienen ese “algo especial” que solo tienen los postres hechos con cariño.

En mi caso, me encantó cómo quedaron. La textura era suave pero firme, el sabor tenía ese toque único gracias al brandy, y visualmente lucían estupendas en el plato. Mis invitados quedaron fascinados. No hay mejor señal que ver cómo desaparecen una tras otra.

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